¿Cuántas veces nos decimos lo difícil que es comer verduras en invierno? A parte de la pereza de prepararlas, una de las excusas más recurrentes es la poca variedad de (frutas y) verduras durante la estación más fría del año. Quizás no falte algo de razón, por eso sigo en mi empeño de poneros las cosas fáciles en cuanto a comer verdura se refiere y os traigo chirivía para la receta de hoy, una raíz que, si bien no ha llegado a irse del todo, ha quedado relegada a una hortaliza para caldos y poco más.
Chirivía, una raíz que vuelve
La chirivía es una raíz de invierno que se encuentra en plena temporada (va de Noviembre a Marzo). Esta raíz fue muy valorada en la Europa medieval por su contenido en azúcar ya que los edulcorantes brillaban por su ausencia: el azúcar de caña era un producto importado de lujo y la miel solía ser cara. Además, hasta la introducción de las patatas en la alimentación de los europeos, esta raíz era una de las principales fuentes de hidratos de carbono de la población.
Si bien fue un alimento básico en el pasado, sobre todo en Inglaterra, en la actualidad la chirivía ha pasado a un segundo y tercer plano, desapareciendo prácticamente de muchos puestos de verduras y hortalizas. Afortunadamente, algunos tenderos se mantienen fieles al saludable hábito de ofrecer producto de temporada y aún se puede encontrar en algunas verdulerías. Al menos eso he podido ver los últimos años que he vivido en Barcelona. Aquí en Rotterdam, es bastante habitual encontrarla en los puestos de frutas y verduras.
La chirivía en la cocina
Es posible que el uso más conocido de la chirivía sea en los caldos, como vegetal para aportar estructura y sabor (como la mayoría de las raíces, la chirivía tiene un sabor dulce y terroso). Puede prepararse de muchas maneras y el hecho de asarla consigue que se potencie su dulzor, permitiendo que se caramelice. El año pasado publiqué una receta en Cuquin Magazine de Chirivías y Zanahorias al horno con naranja, tomillo, miel, una guarnición estupenda para carnes. Si entráis en el link anterior, iréis a la revista y podréis ver la receta en las páginas 126-129.
Además de quedar muy bien al horno, la chirivía es capaz de hacer una crema la mar de sabrosa, ligera y sutil, ideal para entrar en calor a la hora de comer o cenar durante el invierno. Por supuesto también os servirá como recurso a los que os hayáis puesto como el quico estas Navidades y queráis volver al redil saludable.
En esta receta, os la combino con manzana, queso de cabra y nueces, pero por supuesto, podéis adaptarla a vuestros gustos. Algunas variantes que quedan bien: añadir un poco de panceta cortada a trozos pequeños y bien pasada por la sartén para eliminar parte de la grasa, manzana y cebolla caramelizadas o unos crostones de pan de ajo.
Confieso que es una crema que me encanta y la hago a menudo. Va muy bien hacer cantidad extra y tenerla congelada en porciones individuales. Únicamente ten en cuenta volver a mezclarla bien con unas varillas una vez descongelada puesto que es normal que se separe parte del agua (suele pasar con todas las cremas de verduras caseras que se descongelan). A continuación le das un hervor, le añades tus toppings favoritos y a disfrutar de ella.
Nuestros cinco minutos de fama (para mí y la chirivía)
Ahora que ya le hemos dado su momento de gloria a la chirivía, permitidme que comparta con vosotros mis cinco minutos de fama. Y es que me llena de orgullo infinito deciros que esta receta fue seleccionada por Mikel López Iturriaga y Mònica Escudero para el último libro de recetas de El Comidista (Las 202 Mejores Recetas de El Comidista, Plaza y Janés), como una de las recetas de los fans del blog. Así que, como el propio Mikel reconoce en su auto-ego-entrevista, aprovecho la coyuntura de haberle hecho una receta gratis para hacerme auto-bombo y ganar así visibilidad, que como él mismo dice, es lo que se lleva ahora! xD.
Pero bueno, a pesar de todo y de haber trabajado gratis para uno de los mejores blogs sobre alimentación del mundo mundial, ellos saben que es algo que me ha hecho una ilusión tremenda, ya no solo como enfervorizada fan que soy, sino porque tanto Mikel como Mònica son dos profesionales de la gastronomía como la copa de un pino (aunque ellos digan que son aficionadillos y esas cosas… 😉 ). Os aconsejo que, si sois de los que os dejáis caer por librerías de vez en cuando y os gusta la cocina sencilla, fácil y rica, os hagáis con un ejemplar. Estoy segura de que vuestros comensales os lo agradecerán.
Mikel, Mònica, muchas gracias a los dos y aquí queda este post dedicado a vosotros! 🙂
Gracias por leer.
- 750 g de chirivías, peladas y picadas en cubos de 1.5cm x 1.5 cm aproximadamente
- 3 manzanas golden peladas y cortadas
- 1 cebolla grande, cortada en tiras finas
- 1,5 l de caldo vegetal o de pollo
- 100 ml de leche evaporada
- 25 g de mantequilla
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva
- Sal
- Para decorar (por bol de crema):
- Un puñadito de nueces (unos 10 g)
- Medio dedo de queso de cabra cortado a trozos (unos 10 g)
- 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
- Calentar el aceite y la mantequilla, a fuego medio, en una cacerola grande y añadir la cebolla, la chirivía y la manzana.
- Tapar durante 10 minutos, removiendo de vez en cuando para evitar que se doren.
- Añadir el caldo, sazonar y cocinar 25 minutos.
- Enfriar durante 20 minutos, añadir la leche evaporada y triturar.
- Calentar de nuevo si es necesario antes de servir. Verter la crema en boles individuales y decorar con un poco de nueces picadas, queso de cabra y un chorrito de aceite de oliva.
[…] Los purés y cremas de verduras pueden congelarse. Para recuperarlos una vez descongelados, pues se suele separar parte del agua, bátelos primero con unas varillas para volver a emulsionarlos antes de hervirlos de nuevo. Aquí tienes varias cremas para que pruebes: crema fría de zanahorias y cardamomo, crema de tomate y pimiento rojo asado y crema de chirívas y manzana. […]